Los artistas que trabajan en un estudio de tatuajes de Guadalajara están siempre actualizándose, buscando, investigando y conociendo desde sus inicios toda la subcultura de la tinta que engloba al noble arte al que se dedican. ¿Y todo para qué? Para ofrecer a sus clientes las últimas y más técnicas de tatuado.

Las prácticas que se llevan a cabo en cualquier estudio de tatuajes en Guadalajara (tatuajes, piercings, composiciones, etc.) pueden quedarse obsoletas para algunas personas que puedan considerarlas un tanto convencionales. Queremos presentarte a un personaje de la cultura japonesa con una macabra y mítica historia a sus espaldas, se trata de Fukushi Masaichi.

Fukushi Masaichi fue un médico japonés de principios del siglo XX que, pese a no haberse animado nunca a tatuar su propia piel, se instruyó en el irezumi, o arte japonés de tatuar, fascinado por las maravillosas propiedades que la tinta de los tatuajes aportaba a los pacientes. Los enfermos de sífilis, concretamente, podían paliar las lesiones dérmicas provocadas por la enfermedad inyectándose el mágico elixir.

Masaichi conseguía acudir a autopsias de las que extraía pieles tatuadas. Era tal el embrujo por estos dibujos de colores vividos que él mismo financiaba el tratamiento de sus pacientes a cambio de poder apropiarse de las pieles cuando estos hubiesen fallecido.

Fukushi Masaichi generó una colección de 2000 cadáveres, de los que 105 se conservan a día de hoy y se exponen en un museo de Tokio. Lamentablemente para los amantes de la tinta transdérmica, la exposición está solo destinada a médicos.

Para cualquier otro proyecto que se te ocurra, te sugerimos que te pases por Studio Ocho; cuéntanos qué necesitas, cuál es tu estilo, qué tienes en mente, y pondremos todo el mimo en ese pedazo de piel que tendrá un poco de nosotros, pero que va a ser tuyo para siempre.